La
fotografía no solo es técnica, hay que cuidar también su aspecto.
Es fundamental tener en cuenta la composición para mejorar la
calidad y darle fuerza a la imagen, de modo que podamos destacar en
la misma el elemento que pretendemos.
Lo
mejor antes de hacer una fotografía es pensar y meditar sobre cómo
y qué queremos sacar en dicha fotografía. La mayoría de las veces,
sobre todo desde que existe la fotografía digital, tendemos a
disparar muchas veces ya que “malo será que alguna no salga bien”,
pero yo os recomiendo que os paréis a un momento antes de poneros a
disparar a lo loco, miréis a vuestro alrededor, y cuando lo tengáis
claro apretéis el botón. Veréis que los resultados son mucho
mejores.
Existen
unas reglas básicas y fundamentales de la composición fotográfica
(que son válidas también en pintura, escultura,
arquitectura...incluso en el cine), aunque lo primero que hay que
tener en cuenta es que la fotografía no deja de ser un arte, y como
tal, las reglas muchas veces, están para romperlas.
La
regla de los tercios
Es
la más conocida de todas, y consiste en dividir la imagen, con
líneas ficticias en tres partes iguales, tanto verticalmente, como
horizontalmente y los puntos donde se cruzan estas, se llaman puntos
de interés. Es sobre estos puntos y líneas, donde debemos situar
nuestro tema principal, para que la vista se fije más en ellos. No
es necesario usar todas las líneas ni puntos.
Si
la imagen tiene dos elementos lo mejor es situar cada elemento en
puntos opuestos, de manera que formen una diagonal entre ellos.
En
paisajes, según donde coloquemos el horizonte conseguimos
sensaciones distintas. Si lo situamos en el tercio superior, le damos
más protagonismo a la tierra que al cielo, dando más sensación de
profundidad. Por lo tanto tenemos que procurar que el paisaje sea
variado.
Si
lo situamos en el tercio inferior, se consigue sensación de espacio,
en este caso el tema de la fotografía será el cielo, por lo tanto
tiene que ser un cielo bonito, ya que un cielo azul uniforme ocupando
dos tercios de la foto sería un poco monótono.
Composición
simétrica
El
horizonte en el centro rompe la regla de los tercios, pero también
tiene su encanto, si se sabe cuando hacerlo, una imagen cortada por
la mitad, por el horizonte hace que tengan el mismo predominio visual
las dos partes. Usado con reflejos simétricos, hace que nuestra
fotografía tenga equilibrio e impacto visual.
Aparte
del paisaje, muchas cosas que fotografiamos tienen simetrías,
personas, animales, objetos. Una composición simétrica es solemne,
formal y fría.
Composición
con líneas
Las
líneas pueden estar presentes en la imagen o ser imaginarias uniendo
elementos dentro de esta. Estas deben ser ordenadas, que no se
crucen. Las líneas largas convergentes atraen la mirada hacia el
punto de convergencia.
Las
líneas pueden ser rectas o curvas. Las curvas transmiten más
dinamismo y plasticidad. Una repetición de curvas causan un efecto
armonioso y tranquilizador, pero para impactar mas conviene
contrastarlas con líneas rectas.
Las
líneas rectas, dependiendo de su orientación, transmiten una u otra
cosa:
Líneas
diagonales: trasmiten dinamismo y tensión.
Líneas
horizontales: tranquilidad, calma, espacio.
Líneas
verticales: alturas grandiosas.
Siluetas
y sombras
Con
las sombras podemos conseguir dinamismo en la fotografía, y hasta
dar la impresión de una tercera dimensión.
La
textura
Para
darle volumen a una escena e intentar dar la sensación de
tridimensional debemos añadir texturas.
Por
textura se entiende la capa superficial de un material. Las texturas
pueden ser lisas o rugosas, siendo estas últimas las que tienen más
interés.
Resaltando
las texturas de los objetos, estimulamos el sentido del tacto y
adquiere tridimensionalidad.
El
factor que más hace resaltar la textura es sin duda la iluminación,
una luz frontal y suave, la oculta, sin embargo si es dura y rasante,
la potencia, al resaltar más las sombras.
El
interés por los grupos de 3
Parece
existir una percepción especial de los números impares en
fotografía, y en especial de los grupos de tres elementos.
Un
único elemento puede transmitir soledad o aislamiento, con dos
elementos una foto puede quedar demasiado bien equilibrada y
estática, y cuatro elementos pueden resultar demasiados para
distribuir.
Por
algún motivo que no se explicar, a las personas nos gusta el número
3. En fotografía suele funcionar la agrupación de tres elementos
como centro de interés.
La
repetición de algún elemento, dan un sentido de relación de
distintas partes de una imagen.
En
algunas ocasiones puede aportar factores psicológicos, como el
sentido de la unión y el compañerismo.
Una
técnica también muy utilizada es romper el equilibrio o la
sincronía que han formado todos los elementos de la imagen con otro
totalmente distinto.
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